Trabajo educativo curricular

Santa Clara, may.-ago.

 

COMUNICACIÓN

 

Trabajo educativo curricular: una vía para formar integralmente a estudiantes de las ciencias médicas cubanas

 

Curricular educative work: A way to educate well cuban health proffessionals

 

Elizabeth Leal GarcíaI; Nilda Inerárity BerielII; Blanca Rosa Pérez ObregónIII

I Licenciada en Educación. Máster en Ciencias en Historia y Cultura Cubana. Profesora Auxiliar. Universidad de Ciencias Médicas. Villa Clara. Cuba.
II Licenciada en Educación, especialidad Química. Máster en Ciencias de la Educación. Profesora Auxiliar. Universidad de Ciencias Médicas. Villa Clara. Cuba.
III Licenciada en Educación. Especialidad Español Literatura. Instructora. Universidad de Ciencias Médicas. Villa Clara. Cuba.


Palabras clave: Trabajo educativo curricular, formación integral, educación médica.
Key words: Curricular educative work, integral formation, medical education.


 

La educación superior en Cuba tiene declarada como prioridad elevar la calidad educativa en la formación integral de los futuros profesionales, donde los conocimientos, el desempeño, los valores, la conducta, actitudes y compromiso social se articulen de manera armónica en el proceso de formación; propósito emprendido también por la universidad médica.

El perfeccionamiento de los recursos humanos del sector de la salud de la provincia Villa Clara y de otras nacionalidades cuyos estudiantes se forman en este entorno universitario, se desarrolla en correspondencia con los principios de la salud pública cubana, mediante el ejercicio integrado para la fusión de la docencia, la asistencia, la investigación y la extensión universitaria, con el objetivo de satisfacer las demandas actuales y futuras de la población de Cuba y otros pueblos del resto del mundo, con especial énfasis en la atención primaria de salud. Para este empeño se precisa lograr una sólida preparación científica y técnica, una amplia formación humanística, un comportamiento basado en valores y alto nivel de compromiso social en los estudiantes. En esa formación integral, el trabajo educativo curricular desempeña un rol vital.1

Hoy más que nunca se requiere fortalecer la dependencia entre ciencia e ideología. No es posible enfrentar con éxito el debate ideológico de estos tiempos, si no va acompañado de una sólida fundamentación científica y de una plataforma cultural general, donde la formación histórica resulta esencial para explicar y comprender los fenómenos actuales de la sociedad cubana. La lucha ideológica reclama el fortalecimiento de la base marxista-leninista, la profundización del conocimiento de la obra martiana y la sistematización de las líneas de pensamiento de Fidel y del Che: pilares básicos de la ideología de la Revolución cubana.2

Para desarrollar un buen trabajo educativo curricular, se tendrá en cuenta la misión de la universidad en el contexto actual, como la columna vertebral de todo su sistema educativo. Su estructuración debe responder a una concepción integradora, dentro de la cual cada asignatura y disciplina del plan de estudio desempeñan un papel específico. Se basa en la concepción martiana y marxista de estudio-trabajo, que articula en un todo único lo académico, laboral e investigativo, y constituye el fundamento a partir del cual se despliega la generación de conocimientos, habilidades y valores en los estudiantes.

Lo peculiar de la labor educativa, y especialmente de los aspectos político-ideológicos desde la visión curricular, es que descansa en los fundamentos científicos del diseño de las disciplinas que integran el plan de estudio. Representa la salida ideológica de los conocimientos científicos expresados en el lenguaje de la docencia y es un proceso simultáneo para formar valores a fin de desarrollar una personalidad conforme con la sociedad en la medida en que se generan habilidades teóricas y prácticas para el ejercicio de la profesión.3

La determinación de las potencialidades educativas de cada disciplina y su instrumentación en estrecha vinculación con los aspectos instructivos, constituye una tarea pedagógica de primer orden en el trabajo metodológico de todos los departamentos docentes.1,3 Estos constituyen una de las estructuras organizativas claves para desarrollar la estrategia educativa y político-ideológica por parte del claustro de profesores. Allí tienen lugar tres procesos fundamentales: el científico-técnico, el político-ideológico y el ético-pedagógico los cuales responden, ante todo, al enfoque integral. Su claustro docente deberá ocuparse directamente de proyectar el trabajo metodológico desde los colectivos de asignaturas, disciplinas básicas y aquellas relacionadas directamente con los perfiles profesionales de las diferentes carreras para fortalecer los valores en los estudiantes. Exigirán a sus profesores, además del desarrollo de conocimientos y habilidades en el plano teórico y práctico de una asignatura  específica (asociada a una ciencia determinada), una más completa formación social-humanista y político-ideológica que brote del propio contenido de la asignatura que se explica.

Este ejercicio educativo no es espontáneo, requiere de una profunda preparación cultural y política del profesor, y de un trabajo metodológico encaminado a cumplir sus objetivos, lo que supone, por un lado, una preparación superior del claustro en lo referido al contenido político; y por otro, incorporar en las asignaturas y disciplinas que les competen, aquellas cuestiones que en el orden político e ideológico sirvan al propósito de la labor educativa con los estudiantes; además los mencionados departamentos docentes están responsabilizados con la evaluación del resto de los profesores y a través de este proceso, los aspectos relacionados con la formación integral de los estudiantes podrán ser valorados más objetivamente en correspondencia con los resultados del trabajo del docente durante el curso escolar.4

La labor educativa curricular llega al estudiante a través del contenido mismo de las asignaturas y de las potencialidades educativas en todas las formas organizativas del proceso docente, cuya orientación refuerce sus compromisos con el proyecto social que se desarrolla en el país. Particular importancia tiene la disciplina integradora como hilo conductor del proceso de formación, ella asume la responsabilidad esencial en el logro de los modos de actuación profesional y en consecuencia, es la que cuenta con mejores condiciones para formar en los estudiantes los valores propios de la profesión y una concepción científica del mundo,  lo cual no es tarea sólo inherente a la filosofía marxista-leninista. Las ciencias naturales, exactas y técnicas fortalecen esa concepción y tienen un fundamento humanista con una salida político-ideológica como revela la historia de las mismas, y la situación actual en el campo económico, científico, tecnológico y cultural. Por eso es importante divulgar, a través de su contenido, el impacto de los adelantos científicos y tecnológicos en el orden social, político, educacional y cultural.5

Cada profesor, desde su ciencia y teoría, debe abordar su condicionamiento histórico-social y los aspectos ético-moral, jurídico, estético, sociológico, político y humanista a fin de contribuir a crear profesionales con un espectro cultural más amplio, una mayor sensibilidad humana en correspondencia con la situación mundial y nacional, y una adecuada responsabilidad laboral.6
En este sentido, tendrá en cuenta dos aspectos:

  • El carácter no neutral de la ciencia y la tecnología. Tema que aún se debate ampliamente. Sostiene la idea de que la ciencia tiene como único objetivo la búsqueda de la verdad, independientemente de la realidad social en que se genera y desarrolla.
  • La claridad en la incorporación de estas ideas que permitirá reforzar una conciencia sobre la necesidad de desarrollar ciencia y tecnología propias (nacional) para fortalecer el desarrollo y preservación de la identidad del país y el medio ambiente. Todo lo cual reclama un fuerte sentido de patriotismo y compromiso social.6

En resumen, las autoras de este artículo proponen la explotación de los campos de conocimientos y su imbricación hacia una perspectiva que promueva un entorno socio-económico, político y cultural del aprendizaje a partir del trabajo educativo curricular. Para ello es necesario planear los objetivos educativos con el mismo nivel de rigurosidad científica con que se realizan el resto de los procesos sustantivos universitarios; de ahí que no puedan concebirse de forma automizada, sino como parte orgánica de los que se persiguen en la formación del profesional, independientemente de que se definan o no de una manera integrada, a fin de potenciar el proceso de aprendizaje de las disciplinas que por su naturaleza, tienen como centro de atención al hombre y sus relaciones sociales, proyectando un enfoque en el que se aprecie una salida social-humanista de las asignaturas y disciplinas que tienen una inserción más directa en los perfiles profesionales.

La objetividad en la información que se maneja, la claridad y corrección con la que se expresan las razones que permiten demostrar el rigor científico y el apego a la verdad como valor que opera en el plano epistémico, requieren de un profesor con dominio de la lengua materna, y habilidades comunicativas para dirigir la polémica, promover debates y  escuchar el criterio de los estudiantes, ayudándolos a analizar, para apoyar o no, una determinada teoría con argumentos concluyentes, completos y coherentes.1,7

Los principales documentos programáticos del país, ya sean de la dirección política, del Ministerio de Salud Pública o el Ministerio de Educación Superior, estarán presentes en la impartición de las asignaturas, para propiciar en el contenido de la profesión, los desafíos de la economía y la política cubanas en la actuales condiciones de globalización y neoliberalismo.2  Por otra parte, las personalidades progresistas de la ciencia a nivel mundial, regional y nacional constituyen referentes positivos para la formación de valores por sus aportes a la humanidad de su pensamiento social, cultural y político.

Para educar valores morales en los estudiantes desde el currículo, los docentes deben organizar las tareas docentes, medios de enseñanza, evaluación en función del objetivo formativo declarado y utilizar métodos activos que les permitan interactuar durante la actividad docente para  saber cómo piensan y valoran lo aprendido; trabajar la motivación desde el contenido en función de los valores, la ideología, la identidad nacional, los sentimientos y la formación de convicciones, divulgar desde el propio contenido, la historia de la profesión y portar una ética profesional durante la actividad docente que sirva de modelo de actuación, porque la educación es un proceso de influencias constantes y sistemáticas sobre los educandos y requiere un sistema de trabajo que, basado en las experiencias y características de cada alumno, se encamine a desarrollar en ellos cualidades de la personalidad.8

Otras acciones están relacionadas con el aprovechamiento de la actividad laboral o educación en el trabajo en función del perfil profesional, pues les exige valorar el fruto del trabajo humano, allí se crearán espacios para comentar la situación nacional e internacional a fin de contextualizar su labor, de manera que éste influya en sus modos de actuación, destacarán los logros de la salud pública y de la Revolución, a pesar del impacto negativo en Cuba de la crisis económica internacional.9

La multinacionalidad de los alumnos matriculados en los centros de la educación médica superior, brinda una fuente propicia para el intercambio y la reflexión sobre la situación de salud y sociopolítica en otros países, estableciendo indicadores de valoración de justicia social. Por otra parte se recurrirá, de manera emotiva, a las efemérides históricas para cultivar la cultura general y el patriotismo, siempre que el contenido de la clase lo intencione. Un docente creativo siempre logrará integrar el acontecer histórico con los contenidos de la asignaturas en función del trabajo político ideológico.2,9

En todas las asignaturas se puede potenciar el trabajo educativo, la selección del contenido que lo propicie estará en dependencia de los objetivos formativos que el docente se haya propuesto en la clase y de su propia experiencia, entre otros aspectos que van desde su preparación política hasta la motivación que logre imprimir a sus propósitos. Por otra parte, no se educa solo a través de referentes positivos; los antivalores y los ejemplos negativos en el sector de la salud y en la sociedad cubana en general, constituyen elementos que atentan contra la nación, y con análisis  bien conducidos, provocan actitudes de rechazo entre los universitarios.

En resumen, el trabajo educativo curricular constituye un instrumento esencial para la formación integral de los futuros profesionales de la salud en el fortalecimiento de su ideología revolucionaria. Permite, desde la propia ciencia, desarrollar conocimientos, habilidades y valores que, de hacerse correctamente, se traducen en convicciones y modos de actuación en defensa del proyecto social cubano. Existen diversas formas y vías para desarrollarlo, las cuales deben potenciarse desde los contenidos de las asignaturas y con métodos y medios que permitan su apropiación consciente y una valoración de su importancia para la conformación de proyectos de vida de los estudiantes como futuros profesionales comprometidos con el perfil médico que reclama la sociedad cubana. 

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

  1. Horruitiner P. La universidad cubana: el modelo de formación. La Habana: Félix Varela; 2006.
  2. Ministerio de Salud Pública, Viceministerio de Docencia e Investigación. Documento rector del nuevo modelo pedagógico. La Habana: MINSAP; 2003.
  3. La labor educativa del profesor y los valores: una problemática actual. Rev Digital Buenos Aires [Internet]. 2001 [citado 11 Sep 2010];7(34):[aprox. 5 p.]. Disponible en:
    http://www.efdeportes.com/efd34b/educat.htm
  4. Silvestre Oramas M. El proceso de enseñanza aprendizaje y la formación de valores. En: García Batista G. Compendio de pedagogía. La Habana: Ecimed; 2006. p. 142-5.
  5. Ángelo Hernández O. Sociedad y educación para el desarrollo humano. 2da ed. La Habana: Pueblo y Educación; 2004.
  6. López Bombino LR. El saber ético de ayer a hoy. La Habana: Félix Varela; 2004.
  7. Pernas Gómez M, Arencibia Flores L. El trabajo educativo en el ISCM-H: algunas consideraciones acerca de las premisas para el desarrollo de un plan de acción. Educ Med Super [Internet]. 1999 [citado 11 Sep 2010];13(1):[aprox. 5 p.]. Disponible en:
    http://bvs.sld.cu/revistas/ems/vol13_1_99/ems05199.htm  
  8. López Bombino Luis R. El saber ético de ayer a hoy vol.2. La Habana; 2004.
  9. Ángelo Hernández OS. Sociedad y educación para el desarrollo humano. La Habana: Pueblo y Educación; 2002.

 

Recibido: 28 de agosto de 2010
Aprobado: 18 de diciembre de 2010

 

Lic. Elizabeth Leal García. Universidad de Ciencias Médicas de Villa Clara. Cuba. Email: elizabethlg@ucm.vcl.sld.cu



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